China es un país cuyas tradiciones y su extraordinaria historia, que abarca varios miles de años, nunca dejarán de sorprender a historiadores y arqueólogos.
De rara riqueza, la cultura china se ha establecido en un territorio de casi 10 millones de kilómetros cuadrados. Ya organizados como un imperio unido mientras los europeos continuaban librando la guerra, los chinos experimentaron un período de relativa prosperidad que duró varios siglos. Esta situación fue sumamente favorable a la exaltación de las...
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China es un país cuyas tradiciones y su extraordinaria historia, que abarca varios miles de años, nunca dejarán de sorprender a historiadores y arqueólogos.
De rara riqueza, la cultura china se ha establecido en un territorio de casi 10 millones de kilómetros cuadrados. Ya organizados como un imperio unido mientras los europeos continuaban librando la guerra, los chinos experimentaron un período de relativa prosperidad que duró varios siglos. Esta situación fue sumamente favorable a la exaltación de las artes.
Este territorio también vio el encuentro de filosofías que se armonizaron para formar un acervo cultural incomparable. El taoísmo, el budismo, el confucianismo, el animismo y el tengrismo estuvieron presentes en un momento u otro en la China tradicional.
En este gran bullicio cultural, han surgido con toda naturalidad amuletos de rara delicadeza y precisión. Es esta observación en particular la que nos impulsó a crear tal colección.
Ahora hablemos de su uso. Ya sea que surjan de religiones, o más bien de costumbres y tradiciones, los amuletos de la suerte chinos suelen estar vinculados a la fortuna y la abundancia. De hecho, estos conceptos ocuparon un lugar preponderante en la China tradicional.
Al papel de amuleto de buena suerte se suma el de vínculo social estructurante. De hecho, en una sociedad tan ritualizada, los símbolos de todo tipo ocupan un lugar importante en la organización social.